domingo, 7 de mayo de 2017

Dos poemas, dos heterónimos



Todas las cartas de amor son
ridículas.
No serían cartas de amor si no fuesen
ridículas.

También escribí en mis tiempos cartas de amor,
como las demás,
ridículas.

Las cartas de amor, si hay amor,
tienen que ser
ridículas.

Pero, al final
sólo las criaturas que nunca han escrito
cartas de amor
son las que son
ridículas.

Quién volviera al tiempo en que escribía
sin darme cuenta
cartas de amor
ridículas.

La verdad es que hoy
mis recuerdos
de aquellas cartas de amor
son los que son
ridículos.

(Todas las palabras esdrújulas,
como los sentimientos esdrújulos,
son naturalmente
ridículos).

Álvaro de Campos  (para oírlo y leerlo en portugués clica aquí)


El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
que hasta finge que es dolor
el dolor que en verdad siente,

Y, en el dolor que han leído,
a leer sus lectores vienen,
no los dos que él ha tenido,
sino sólo el que no tienen.

Y así en la vida se mete,
distrayendo a la razón,
y gira , el tren de juguete
que se llama corazón.


Fernando Pessoa (para leerlo y oírlo en portugués clica aquí)

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