viernes, 28 de octubre de 2016
Del color de la leche, lectura para primero de bachillerato
La lectura para este trimestre: Del color de la leche. ¿Por qué esta lectura? Me la recomendaron en un encuentro de gente de bibliotecas. Me dijeron que era uno de esos libros que dejan cierto engrama en nuestro cerebro, que se leen “fácil” y que abren los ojos de la conciencia. Después vi que eran 170 páginas, en una encuadernación cuidada… venga, para los de bachillerato.
La portada es una pintura de Hammershoi titulada Ida leyendo una carta (1899) y alude a una pintura de Vermeer, Mujer leyendo una carta(1662) y probablemente a otra pintura suya muy conocida, La lechera (1660). Pero esta mujer que lee una carta en la portada de la novela tiene nombre y ahí reside una gran diferencia. También en la ausencia de colores y en el espacio aséptico, ordenado y frío que envuelve en misterio la atmósfera. Hay algo que inquieta y que forma parte profunda de ese mundo. Una mujer que lee es un peligro para una sociedad que ha basado su dominio patriarcal, las diferencias de género, en el control de la sexualidad y del aprendizaje de las mujeres.
Ahí está nuestra novela. Cuatro hermanitas viven en una granja, en medio de la campiña británica, con su familia, animales… parece bucólico pero puede ser otra cosa y el paso de las estaciones, unas estaciones simbólicas, espacios morales, nos irá llevando, paralelamente a un proceso de formación, hasta un punto de inexorable no retorno.
Mary, la pequeña de las hermanas, quince años, nos relata un año de su vida. Escribe desde una habitación con una ventana exterior, desde ahí contempla su memoria, escribe con prisa, quiere contarnos algo que compartirá con los lectores, como otros protagonistas de romances y novelas que unas veces sufren por una vida que no es, o que otras veces quieren justificar sus acciones.
Mary explica su mundo a través de su experiencia, de su cultura, de todo aquello que ha observado a su alrededor y que le ha permitido comprender la sencillez de un mundo que el ser humano hace complejo y hóstil. El lector, metido en la piel de esta muchachita pura, espontánea, sincera, ingeniosa e inteligente, deberá estar preparado y atento, como la propia Mary, a los golpes que el destino oculta tras cada puerta, y saber pagar el precio que la curiosidad cobra a las mujeres por querer saber.
Puedes leer la siguiente entrevista:
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